dilluns, 24 d’octubre del 2011

Libertad y límites

«….la existencia humana y la libertad son inseparables desde un principio.»
Erich Fromm. El miedo a la libertad.

Hablar de libertad y límites a la vez puede parecer paradójico, y sin embargo no lo es. Son dos partes de un Todo más amplio y complejo. Es aquello que ya decía Edgar Morín en su libro El pensamiento complejo, «El todo es más que la suma de sus partes». No hay que confundir libertad con libertinaje, ni límites respetuosos con límites autoritarios.
Los límites respetuosos –que son los que nos atañen- surgen del análisis atento de los espacios y de la escucha activa de las personas que los habitan, también de la flexibilidad y la capacidad de ajustarlos al momento y la persona, o a veces, incluso de redefinirlos todos por completo. Los límites, en pedagogía libre, sirven para definir los espacios, para acotar el uso de ciertos materiales más delicados, para establecer dinámicas de funcionamiento interno, para relajar el ambiente y así permitir centrar la atención y la conciencia en tareas más creativas y experimentales.
La adquisición de los límites posibilita que ellas y ellos se sientan parte activa del espacio y de las actividades que llevan a cabo. Los límites no son rígidos e inflexibles sino que pueden ser moldeados, dilatados e incluso suprimidos en función del momento de la persona, del grupo o de las características puntuales de algún espacio. 
Entender los límites como normas abstractas, inquebrantables y externas a las personas que los vivencian, dificulta el proceso de apropiarnos de ellos y hacerlos parte de nosotros. En pedagogía libre, los límites son estructuras verbales destinadas a segurizar el individuo, el entorno y todo lo que se halla en él. Son plásticas y orgánicas para que puedan ser interiorizadas por las/os niñas/os de manera que ellas/os se sientan parte activa en su elaboración. Es básico que perciban estas estructuras como parte de las dinámicas que tienen lugar en la Vida y en sus procesos, que se sientan seguras/os en su manejo. Para ellas/os ver los límites como estructuras universales dentro de su micromundo les ayuda a vivenciar un cierto nivel de orden y control en sus dinámicas diarias, y de esta manera pueden llegar a relajarse y entregarse a sus experiencias, juegos y vivencias. Este proceso de segurizarse internamente propiciará una mayor adaptación al espacio y una mejor autonomía en el manejo de sus leyes.

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